El paro no es #gastosuperfluo

El paro no es gasto superfluo

por Xavier Mir

Foli Centre d’Estudis

Resumen

Este documento de trabajo analiza la perspectiva neoliberal sobre la prestación de desempleo. Perspectiva que toma el Gobierno Español del PP y sus consejeros, y queda reflejada en la exposición de motivos del Real Decreto-ley 20/2012, de 13 de julio, de medidas para garantizar la estabilidad presupuestaria y de fomento de la competitividad.

Propósito: Este artículo saca a la luz la base teórica con que los consejeros del PP articulan el desmantelamiento del estado del bienestar.

Diseño/Metodología/Lente: El artículo dibuja una visión sobredeterminística según Althusser (1967: 171 nota 46, 1993) del objeto a estudiar. Siguiendo el proceso epistemológico del Pensamiento Complejo propuesto por Morin.

Hallazgos: La investigación desvela que, por vez primera, un Gobierno de España ha plasmado en la legislación la consideración del modelo de prestaciones por desempleo como un gasto superfluo.

Limitaciones a la investigación: No se ha dado otra limitación que la impuesta por la capacidad cognitiva del autor. La investigación pivota, por un lado, sobre el corpus neoliberal que sirve de sustrato para la visión de las prestaciones por desempleo como un gasto superfluo, dichas teorías tienen máxima prevalencia en la literatura científica desde los setenta, por lo que son accesibles fácilmente. Por el otro analiza el RD 20/2012 de 13 de julio publicado en el BOE 168 de 14 de junio de 2012.

Implicaciones prácticas: Este artículo debe servir como toque de atención sobre la inminente privatización de los servicios públicos, para llamar a la reflexión por parte de los ciudadanos al respecto de tan reseñable contrato social.

Originalidad/Valor: Esta investigación señala que por primera vez se ha sancionado una ley en que se explicita que el Gobierno considera las prestaciones por desempleo como gasto superfluo.

 

Introducción

En la primera parte analizamos el marco teórico con el que los liberales enfocan la existencia del desempleo.

El segundo punto analiza las razones económicas para la existencia de un seguro público obligatorio de protección al desempleo, resumiendo los detallado en el estudio de Luís Toharia Cortés, «El sistema español de protección por desempleo: equidad, eficiencia y perspectivas» al amparo del FRIPOS (Las subvenciones para el fomento de la investigación de la protección social que la Secretaría de Estado de Seguridad Social auspició) en 2008.

 

Primera parte:

1.- Vamos a resumir el punto de entrada de la teoría neoclásica, tal y como lo explican Richard D. Wolff y Stephen A. Resnick en “Economics: Marxian versus Neoclassical.” (The John Hopkins University Press. 1.987) 

La contribución más importante de la teoría neoclásica consiste en entender que la naturaleza innata de los humanos determina los logros económicos.

La revolucionaria idea de Adam Smith (1.776 La Riqueza de las Naciones) se basa en que los individuos son seres racionales (siempre toman decisiones eficientes), tienen acceso a información perfecta y ostentan la capacidad de aplicar sus habilidades productivas de forma que se maximiza el bienestar de la sociedad. Desde esta lente, el capitalismo viene a ser la clase de sociedad que mejor alienta y reproduce la existencia de ciertas instituciones que permiten traducir esas habilidades de los individuos racionales en la máxima felicidad posible, llegando al máximo número de gente posible, y siempre teniendo en cuenta la escasez de recursos.

Adam Smith vive el ocaso del feudalismo, cuyas instituciones siguen siendo las más poderosas. Smith, en contraste con el pensamiento dominante hasta ese momento, defiende que el máximo bienestar social se corresponde con la máxima libertad permitida a cada individuo para desarrollar sus habilidades en aras a maximizar su interés económico.

Uno de los principales objetivos del análisis clásico y neoclásico (Smith, Ricardo, Walras, Marshall) de la sociedad fue, y sigue siendo, demostrar como el capitalismo puede alcanzar su potencial solo, y solo si, todas las barreras económicas y no económicas a la maximización del bienestar privado son erradicadas.

Estas barreras, para los neoliberales, son, básicamente, las inferencias gubernamentales en materia de restricciones y control de una institución que se erige como pilar de su teoría, los mercados, que se convertirá en una institución eficiente si se anulan las perturbaciones estatales.

Una segunda rama de pensamiento económico nació con la Gran Depresión de la década de 1.930, los Keynesianos, que consideran a los mercados como instituciones ineficientes. Tres de las barreras que analizan son una insuficiente demanda agregada, casos de riesgo moral y casos de selección adversa, de los que hablaremos más adelante.

2.- Vamos a analizar el desempleo desde la lente neoclásica-neoliberal.

El reduccionismo del análisis neoclásico se resume en el siguiente hilo argumental:

2.1.- El mercado agregado de trabajo funciona de la siguiente forma:

a.- La oferta de horas de trabajo por parte de los individuos depende de sus preferencias y del salario real a percibir por su labor.

Los ingresos conseguidos con el trabajo se traducen en utilidad al intercambiar el dinero por bienes y servicios que satisfacen las necesidades de los individuos. Estos salarios vienen determinados por el mercado competitivo. Los agentes son precio aceptantes.

Según esta lente, los individuos consiguen más ingresos ofreciendo más horas de trabajo, lo que necesariamente implica que pierden horas de esparcimiento. Este tiempo ocioso también se traduce en utilidad para el individuo.

De este modo la teoría neoclásica explica que la oferta de trabajo de los individuos racionales se determina mediante la elección entre distintas proporciones de tiempo que esos individuos van a dedicar a trabajo y ocio. Estas combinaciones se representan mediante curvas de preferencia.

Las posibilidades de maximización de las utilidades derivadas de la elección de preferencias vienen determinadas por la naturaleza en forma de escasez de horas al día (24) que se pueden dedicar al trabajo o al ocio. De la misma manera que es la naturaleza del hombre racional la que determina la elección de combinación de horas dedicadas al trabajo y al ocio.

b.- La demanda de horas de trabajo hecha por los productores viene determinada por sus preferencias y la escasez de recursos.

La decisión respecto a cuánto trabajo contratar se toma en base a qué cantidad de beneficio genera ese trabajo para el productor. Los parámetros que la teoría señala como determinantes de esa decisión son la productividad marginal del trabajo adicional contratado, en forma de bien o servicio extra producido, y el precio de mercado de ese bien o servicio.

El precio debe ser aceptado por los productores ya que viene dado por el mercado competitivo en un entorno de escasez.

La utilidad marginal de la productividad viene determinada por la tecnología y los recursos. La escasez de ambos inputs modelan la forma de las funciones de producción que los productores, racionales, utilizan por naturaleza de forma eficiente. Estas funciones de producción son las que determinan la demanda de trabajo.

2.2.- Según la teoría neoclásica la interacción de esas fuerzas de oferta y demanda de trabajo en un mercado competitivo llevan al equilibrio. Esto es, una situación óptima de Pareto, en la que para mejorar la situación de algún individuo se debe empeorar la de otro. El desempleo sólo puede combatirse mediante una bajada de los salarios. El mercado, que es eficiente, proveerá los ajustes en los salarios que se precisen para llegar al óptimo de empleo.

Así el desempleo se explica con dos parámetros, primero, puede existir temporalmente debido a que los individuos inician una transición entre un empleo y otro. El segundo señala que los individuos deciden entre aceptar el salario ofrecido por el mercado o no. Es decir deciden libremente entre trabajar o no.

Bajo la lente neoclásica y neoliberal el desempleo depende en exclusiva de las decisiones de los individuos racionales.

Si ciertos individuos no trabajan se debe a que no están dispuestos a intercambiar la utilidad recibida por un salario que consideran relativamente bajo respecto a la utilidad recibida por disfrutar de tiempo de ocio.

Este es el sustrato sobre el que nacen las políticas neoliberales. Interpretan las medidas de protección al desempleo como desincentivadoras y obstáculos para el establecimiento del equilibrio natural de empleo.

Estos son los argumentos teóricos que hacen que por primera vez en una ley española se haya plasmado que el modelo de prestaciones por desempleo es un gasto superfluo y con efectos débiles sobre los incentivos de los trabajadores, según puede verse en la traslación textual de uno de los párrafos de la exposición de motivos del RD 20/2012: «Por el lado del gasto este también ha sido el criterio principal en torno al que ha gravitado el diseño de las medidas. La incidencia la han soportado especialmente aquellos gastos más superfluos o con efectos más débiles sobre los incentivos de los agentes económicos. En esta línea hay que situar las bonificaciones a la contratación en las cotizaciones a la Seguridad Social (que han perdido relevancia en el contexto de las nuevas medidas introducidas por la última reforma del mercado de trabajo) o del modelo de prestaciones por desempleo

La desprotección de los desempleados, bajo esta teoría, sí que se entiende como un incentivo para aceptar salarios más bajos, que añadido al aumento de confianza de los mercados de inversión que llevará un horizonte con mayores beneficios para las empresas (al haber disminuido los salarios sin menguar la productividad de los trabajadores), acabará traduciéndose en una disminución del desempleo.

Ello se debe a que en la teoría neoclásica tan solo los cambios en la producción operan modificaciones positivas en el marcado de trabajo. Los aumentos de demanda agregada solo conducen a una subida de precios.

Bajo esta lente las medidas de austeridad son las únicas que sirven para salir de las crisis, aún cuando la evidencia empírica es que nunca se ha conseguido crecimiento sin haber impulsado la demanda agregada.

Segunda parte:

No todos los economistas defienden que el paro es voluntario y que para atacar el desempleo solo cabe una bajada de salarios. Siguiendo las tesis de la imperfección de mercados que la macroecononomía Keynesiana construyó por primera vez, economistas como Stiglitz, Akerlof y Spence han ayudado a construir una nueva vertiente de la economía, el estudio de los mercados con asimetría de información. Otros tópicos tratados por esta corriente crítica como razones para el fallo de los mercados son poder de mercado (precios altos), externalidades (contaminación), bienes públicos y justicia (equidad).

La escuela de pensamiento de la asimetría de información desarrolla dos conceptos clave, el de riesgo moral y el de selección adversa. De ellos se deduce la imposibilidad de que el sistema de protección al desempleo se desarrolle por entidades privadas.

De este constructo se deriva la necesidad de una protección pública y obligatoria de seguro de desempleo.

La selección adversa supone que aquellos individuos con mayor probabilidad de quedar desempleados son lo que más demandarán el seguro de paro. Las primas de las aseguradoras deberían ser muy altas debido a la imposibilidad de observar las probabilidades de riesgo de los trabajadores, desincentivando a los individuos con poca probabilidad de pérdida. Para garantizar la sostenibilidad es condición necesaria que los individuos que gozan de mayor estabilidad aporten al sistema, por ello, en mercados con asimetría de información, es necesaria una cotización obligatoria.

El riesgo moral es la segunda fuerza de la asimetría. La teoría prevé que los trabajadores que contraten el seguro padecerán mayores duraciones y frecuencias en sus periodos de paro, por el hecho de haber contratado el seguro. La teoría incide en que los trabajadores asegurados serán menos resistentes a la pérdida del puesto y menos activos en la búsqueda de empleo. La obligatoriedad del seguro no elimina el riesgo moral, pero sí lo diluye entre muchos agentes minimizando su impacto social.

La necesidad de que sea el estado quien la provea se desprende de la incapacidad de los mercados de asegurar frente a riesgos colectivos y a los problemas de equidad vertical de tipo intrageneracional.

La imposibilidad de asegurar el riesgo colectivo por parte de entidades privadas se da debido a que los costes de los que padecen la contingencia no pueden ser compensados por las primas de los que no la padecen.

Los problemas de equidad intrageneracional consistirían en que las aseguradoras privadas asegurarían solo a aquellos con poca probabilidad de padecer la contingencia, correlacionando fuertemente la cotización con la prestación.

La teoría prevé que si el sistema es público se garantiza la universalidad de las prestaciones y la redistribución de la riqueza en beneficio de los individuos con menos recursos. Además, existe el ahorro de los costes de la búsqueda de información que generaría la privatización del seguro.

Conclusión

Definir que la protección por desempleo es un gasto superfluo implica no reconocer su eficiencia como seguro, la necesidad de reducir el riesgo ante fluctuaciones no previstas en los niveles de renta de los individuos que están ocupados y sus familias. Ni sus efectos, como una disminución de la delincuencia y la violencia. Además supone no implementar una fórmula fundamental de redistribución de riqueza, que aumenta la equidad de la sociedad en su conjunto.